« en L. Lectura 5o. Alvaro Marín . »
De Napoleón, el gran Napoleón Bonaparte, genio de la guerra y Emperador de Francia, se cuentan muchas anécdotas que reflejan su extraordinaria personalidad, su valor y, desde luego., su prodigiosa inteligencia.
Se refiere a que se sabía de memora los nombres de sus oficiales y de un número muy grande de soldados, y éstos eran centenares de miles.
La víspera de una batalla trabajaba hasta concluir los planes, sin omitir un solo detalle de ataque o defensa. Señalaba, además los sitios exactos donde debían situarse las tropas; después se acostaba y dormía profundamente, como si al día siguiente fuese a ocurrir.
En una de sus múltiples campañas entró de incógnito a una barbería, en una pequeña población con el fin de hacerse afeitar. El barbero odiaba de muerte a Napoleón, pero no lo había visto en los días de su vida. Y, como siempre empezó a hablar horrores de él jurando que lo mataría, si lo tuviera a su alcance. Napoleón retirándole la mano por un momento de la mejilla y mirándolo fijamente le dijo:
__Yo soy Napoleón Bonaparte. Te ruego seguir afeitándome cuidadosamente.
Y segundos más tarde, tocándose la garganta agrego:
__Aquí tengo aún algunos pelos. ¡Córtamelos!
El barbero empezó a temblar del susto, se le cayó la navaja de las manos y casi de rodillas le pidió perdón.
Acostumbrado a impartir inflexibles órdenes militares, de vez en cuando, sin embargo, se dirigía a sus subalternos en tono cordial Una tarde, por ejemplo, entró a sus habitaciones y le dijo al camarero:
__Vísteme despacio que estoy de prisa.
Quería significar, indudablemente, que lo que se hace precipitadamente, sin orden, queda mal hecho que toma el doble de tiempo rectificar los errores……